¡Cuánto pienso!
Cuanto más pienso, ¿más
existo?
Si existo, y no pienso,
¿no estoy un paso más cerca de dejar de existir?
Porque, ¿quién,
habiendo pensado, renunciaría a hacerlo? Sólo los muertos, y quizá los
cobardes, aunque no hay nada en el hecho de pensar que lo limite a los
valientes. Pero claro, eso no lo sabe todo el mundo…
Pienso, pero no por
pensar más seré mejor. La calidad, y no la cantidad, de pensamientos es la
clave para una mejor existencia, si bien es cierto que cuanto más pensamientos
se compongan en la cabeza de alguien, más posibilidades hay de encontrar en
alguno de ellos la genialidad (claro que también se generarán un mayor número
de pensamientos de relleno, sin valor, o incluso contraproducentes).
¿Conclusión? Pensar.
Pensar mucho. Pensar mucho y con cautela. Pensar pensando en qué se piensa, y
haber pensado lo suficiente para desechar lo pensado si no merece la pena. Pero
ante todo, pensar. Pensar para vivir, pensar para no morir, pensar para seguir
siendo.
Nos reímos solos, nos reímos con ganas,
no nos da la gana de ponernos serios, de ponernos, de ponernos serios.
http://www.youtube.com/watch?v=0D6HDxc0bUc
No hay comentarios:
Publicar un comentario