jueves, 18 de mayo de 2017

La subestimación de la nuca

Hubo una vez que me obsesioné con tu nuca. (Una vez, dice, una sólo). Los demás decían, "eh, menudos brazos", "eh, menudos ojos", "eh, menuda sonrisa". Pero a mí no me valía. Tus brazos me parecían débiles. Tus ojos, pequeños. Tu sonrisa, tan falsa como tu acento. Pero tu nuca era perfecta. Siempre tras de ti, esperando. Normalmente colorada, por el sol o la vergüenza. Un par de pelos que escaparon el último corte. Una camiseta indiferente. La más sutil promesa de tus tímidas orejas.

Yo quería tu nuca. Iba por la calle, por el metro, buscándola. A veces, los días agridulces, encontraba alguna imitadora. Dos países y medio después, se me olvidó un poco. No mucho. Pero este lugar está lleno de nucas. Hoy, me he encontrado a su hermana en la esquina. Me he acercado con cautela, para ver si era un espejismo. Pero no valía. Porque tus brazos no son tan tensos, ni tus ojos tan azules, ni tu sonrisa tan seria. Y es que resulta que, quizá, hacemos bien en subestimar a las nucas.

She was close
Well, you couldn't get much closer
She said "I'm really not supposed to but yes,
You can call me anything you want".


sábado, 13 de mayo de 2017

Un año más tarde...

Tu pelo negro, negro de pupilas que me miran y me siguen, y mirando hacia arriba todo está apagado. Ni la luna ni sus estrellas salieron esta noche. Tenían planes, dijeron, pero ahora gritan y nadie las oye, y chocan y caen como granos de arena en un reloj. Ahora la noche no brilla y el día nos ciega, y una primavera enfurecida juró no venir ya nunca más.

Tu pelo negro, negro como el luto, me dijo "hasta la última gota", y yo obedecí. Hasta la última gota, también, llovieron lágrimas que medio vaciaron el vaso. Ahora sólo queda un mar que a veces es charco, a veces profundo y otras trivial.

Tu pelo negro, como la boca del lobo que sopló y me dejó sin techo, ¡menudo genio! Siempre supe que acabaría cosido a tus pies, o en una lámpara colgado de tu cuello. Ahora sólo quedan las palmas, palmas en mis oídos, mi boca, mi vientre, que retumban por las calles, por las venas, que prenden mi corazón.