Hay canciones que sólo están hechas
para que me las cantes al oido
y que me abraces, y que me quieras,
y que se mueran de envidia cuando nos vean.
Yo responderé bajito, sin
dejar que nadie oiga lo que, en fin
es tuyo y mío, y de nadie más.
Tu reirás en susurros y me besarás.
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