miércoles, 24 de octubre de 2012

K n Q. Reflexiones tan antiguas como la vida misma.




Todas las vidas son raras, sin excepción, y la mía no iba a ser menos. La mía me ha dejado últimamente un regustillo a rancheras mexicanas, a tres por cuatro y a Maria Dolores Pradera. Esos ritmos que te envuelven como un abrazo, esos ritmos que son lo único que tienen en común con el vals. ¿Casualidad? No lo creo. 

Ahora, ¿quién gana? 

Y entender que el final no va a ser perfecto, y recibir una lección de valentía, y curarme de prejuicios, pero seguir estando enferma. No ser todo lo que un día prometí, ni ser todo lo que de mí se espera.

Y volver a arrepentirme de lo dicho, pero no haber dicho nada importante.
Y jurar que si diriges tu palabra hacia aquí, bailaré contigo el vals de los mariachis.

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