viernes, 5 de octubre de 2012

Tú, el mar y el cielo.




Mar.
Y en su ausencia, cielo.
Y, si no, arena que se pega al cuerpo.

Sol,
o tal vez sus rayos,
que nos han iluminado muchos años.

Viento
que sopla muy lento
y no se lleva volando mis lamentos.

Olas
que me dejan sorda
oyendo el sonido de la caracola.

Tarde,
Reina de los Mares,
¿no lo dices ya? Mejor será que calles.

Playa,
sólo recordaba
como de tus palabras me enamoraba.


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