lunes, 18 de febrero de 2013

El Amor en los Tiempos del Corte Inglés




Otro año más, los escaparates se han llenado de exuberantes corazones y ositos de peluche que te piden, con ojitos tiernos, que les achuches. Las redes sociales están inundadas de frases románticas, monísimas, que los enamorados se envían unos a otros para demostrar al mundo, por un día, que se aman. O, quizá, para demostrar que se aman por un día. Y es que hoy, como cada catorce de Febrero, es San Valentín.

Desde siempre, pero creo que especialmente en los tiempos que corren, lo importante para las personas es la apariencia, y esta característica tan especial de la sociedad, no ha hecho del amor la excepción que la confirmaría como regla. Hoy en día, uno quiere hacer público lo que siente por su pareja. Que se entere todo el mundo, menos ella. Qué gran paradoja, eso de informar al gran público – ¿para qué si no twittear esas dedicatorias o compartir esas fotos con completos desconocidos?- y no al protagonista, presuntamente más implicado que el resto.

El problema es que hoy ya nadie cree en el amor. Y esto lo dice una romántica confesa y empedernida, que no es ciega a pesar de todo. Una idealista que no deja de ver infinitos, pero también infidelidades; promesas de eternidad y eternidades muy cortas. Una soñadora que, a pesar de todo, no ha dejado de serlo.

No veo ningún problema en que las parejas elijan un día para recordar cuanto se quieren. Es algo así como el día del padre, o de la madre, o del orgullo friki. Hay que querer a nuestros progenitores, o a J. R. R. Tolkien durante todo el año, pero no viene mal escoger un día para demostrarlo. Eso sí, en el caso de las parejas, que sólo se enteren ellas. Que sea silencioso, que no haga mucho ruido.

 Si no, nos veremos obligados a dejar hueco en el calendario para una nueva fecha: el Día de los No Enamorados.





Ana Baraibar Jiménez 2º BACH B

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